¿Uber vas?

Estados Unidos es pionera en la implantación de la popular aplicación de móvil Uber, que pone en contacto a conductores privados con clientes que necesitan un vehículo para moverse por la ciudad. Una manera fácil, rápida y barata de trasladarte a cualquier lugar en tan sólo un ‘click’.
La primera vez que solicité allí este servicio fue memorable. Tenía cita para una entrevista de trabajo importante al otro lado de la ciudad y si me desplazaba en tranvía podía superar el tiempo empleado por Phileas Fogg en dar la vuelta al mundo.
Bajé al portal de mi casa y, a los pocos segundos, un Cadillac Escalade negro con los cristales tintados se acercó hacia mí. Miré incrédula a ambos lados, pero comprendí que era yo a quien buscaba su conductor: un hombre de casi dos metros vestido con un traje negro, gafas de sol oscuras y un pinganillo a la manera de las películas de acción americanas.
—¿Eres Paula?— me preguntó con voz grave y un estupendo acento americano.
—¡Oh, sí! —le contesté intimidada mientras me abría la puerta. El coche disponía de asientos de cuero, DVD con dos pantallas, cámara frigorífica, sensores de aparcamiento, luces de xenón… ¡No daba crédito! Y entonces fue cuando imaginé los titulares de la última página del Diario de Navarra: “Joven pamplonesa desaparecida en San Diego”.
Pero no, una vez montada en el coche, el conductor me preguntó qué música deseaba escuchar y si estaba a mi gusto la refrigeración. Me sentía como la mujer de Obama en ´La Bestia´, que es así como llaman a su coche oficial.
Cuando por fin llegamos a mi destino el chófer, que era lo más parecido a Arnold Schwarzenegger, me ayudó amablemente a bajar. La recepcionista del bufete de abogados que había contactado conmigo me miraba boquiabierta desde la ventana.
Ese día recibí dos correos electrónicos: uno en el que me comunicaban que había sido seleccionada para el puesto pero que, a pesar del interés que tenían en mi persona y haber estudiado todos los supuestos, no podían tramitarme el visado hasta el año que viene y otro con una factura de Uber de ¡setenta dólares! Mi paseo a lo Paris Hilton se debió a que tenía seleccionada la opción ‘Black’, la versión Uber de lujo. Me dolió el bolsillo pero fue un viaje maravilloso y, por supuesto, irrepetible.
Hoy es mi primer día como conductora de Uber. El proceso de admisión para formar parte de la plantilla de conductores es más complicado que el de las Boinas Verdes, las fuerzas especiales del ejército de los Estados Unidos. Te hacen un examen técnico, tecnológico, psicológico, toxicológico y antidoping; investigan tus antecedentes penales y te preguntan hasta el modelo del primer triciclo que tuviste de pequeño.
No sé si voy a la guerra o al matadero. En la aplicación de mi móvil debo hacer ‘click’ en ‘recoger a fulano’ y conducir entre camionetas, motos, autobuses colegiales, viandantes desprevenidos, coches de policías camuflados, pasajeros desagradables y taxistas organizados en batallones ‘antiUber’.
Si sobrevivo a este día, es que soy inmortal.
Pues ya nos contarás que tal tu experiencia como conductora! Un saludo 🙂
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¡En próximos capítulos! Gracias por pasarte 😉
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