
Publicado en ABC, Diario de Navarra, Diario de Noticias
Las campañas electorales se asemejan a las batallas militares: los bandos son los partidos, los generales los líderes, los territorios los votos y los mítines el armamento. Como en la guerra, gana quien utiliza la mejor estrategia para derribar al adversario.
En Estados Unidos, la principal estrategia de campaña de los candidatos a la presidencia consiste en mostrar su perfil más radical con el fin de atraer el voto de los indecisos. En las elecciones primarias, los líderes utilizan un discurso extremista e impactante mientras que en las generales las ideas que transmiten son mucho más moderadas. Ésta ha sido la táctica de Donald Trump, quien ha conseguido atraer a la clase conservadora más patriota, formada principalmente por hombres blancos sin educación universitaria. Además, el líder republicano ha sabido utilizar el miedo (terrorismo, delincuencia, inmigración, etc.) como arma política en sus mensajes de campaña. Por su parte, la candidata demócrata Hilary Clinton ha optado por incluir propuestas muy progresistas en sus discursos. Un ejemplo de ello fue la extrema postura pro abortista que mantuvo al inicio de su campaña, precisamente para enfrentarse a Trump.
En España ocurre más bien lo contrario. Los partidos políticos se acercan al territorio de los indecisos pero sin definir claramente sus líneas políticas: los de derechas dicen ser de centro, los de centro se definen como socialdemócratas, los socialdemócratas reivindican la izquierda y los de izquierdas se arriman a los nacionalistas. En definitiva, un lío que no hay votante que lo entienda.
Por otra parte, tras las elecciones los candidatos americanos moderan sus discursos y pactan juntos diferentes propuestas mientras que los líderes españoles se desprenden de sus disfraces políticos y se desconectan totalmente de la oposición. Y además, los americanos no hacen promesas electorales por lo que nunca les pillan en un engaño. En eso son más “listos” que los españoles que prometen un día una cosa, al día siguiente otra y cuando salen elegidos otra diferente.
¡Que ganas de que termine esta guerra!
Muy bien dicho.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Lo malo es que después vendrá la posguerra…
Me gustaLe gusta a 1 persona