Justicia robótica

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Fotografía: Isaac Asimov. En Pixabay bajo Creative Commons CC0

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Artículo publicado en XL Semanal, Diario de Navarra y Diario de Noticias de Navarra

Las nuevas tecnologías están desarrollando con premura la creación de robots dotados de Inteligencia Artificial (IA): un sistema capaz de realizar tareas repetitivas con mayor rapidez y exactitud que el cerebro humano.

Pero la robótica no sólo se está experimentando en el ámbito industrial sino también en áreas antes impensables, como la administración de la Justicia. Su objetivo es agilizar los procedimientos además de eliminar los factores humanos que puedan condicionar una sentencia.

En Estados Unidos, cada vez son más los abogados y jueces que resuelven procesos a través del uso de algoritmos (conjunto ordenado y lógico de operaciones que permite hallar la solución de un problema) como Ross: un programa creado por investigadores de la Universidad de Toronto —basado en el Watson de IBM— capacitado para realizar ciertas tareas mejor que un jurista humano. El software puede rastrear 10.000 páginas por segundo e incluir en el resultado citas legales, documentos de difícil acceso, sugerencias de artículos para el estudio y la jurisprudencia más relevante para el caso que estén preparando los abogados. También es capaz de examinar los posibles sesgos del juez asignado mediante el análisis de todas sus decisiones anteriores en casos similares.

Los expertos ‘formalistas’, partidarios de la aplicación de las leyes de manera totalmente objetiva,  afirman que la justicia robótica sería mucho más justa y rápida que la del modelo actual —con tribunales totalmente desbordados de trabajo— y serviría para aportar una base de datos racional y fiable al margen del criterio del juez. De esta opinión es Viktor Mayer-Schönberger, profesor del Internet Institut de la Universidad de Oxford.

Sin embargo, los ‘realistas’ opinan que la influencia de las emociones es inevitable y necesaria en un proceso judicial. Al respecto, Ian Kerr, investigador de la Universidad de Ottawa, cree que otorgar el poder de decidir sobre un caso jurídico a una máquina sería una gran equivocación porque los programas carecen de la necesaria empatía.

Así pues, si un algoritmo puede valorar una serie de variables y establecer un veredicto de manera eficiente, ¿podría eliminarse en un juicio el elemento humano? Y,  lo más importante, ¿aceptarían las personas ser juzgadas por un robot?

En los últimos años, hemos creado máquinas para que nos ayuden a pensar, pero en un futuro no muy lejano serán ellas las que piensen por nosotros. Y esto no hay quien lo pare.

8 Comentarios Agrega el tuyo

  1. ANTONIO dice:

    Qué interesante. Para mi la justicia de ahora depende del libre albedrío de un juez, quien no solo interpreta las leyes a su manera sino que encima se las inventa. Ojalá con la robótica se consiga una justicia justa.

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    1. ¡Muchas gracias por tu comentario, Antonio!

      Parece que estás del lado del formalismo, es decir, de la objetividad y la racionalidad. Los realistas te dirían que para juzgar a una persona es imprescindible que el juez tenga una experiencia y que conviva con la comunidad para entender la situación de cada persona. Por tanto, si el robot no entiende el problema individual, ¿cómo podríamos saber que su decisión final no es injusta?

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  2. . dice:

    Da miedo. Me aterra un mundo sin matices, aséptico de todo lo que nos caracteriza

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    1. Un poco de miedo sí que da, pero hay que confiar en la humanidad. Parece que la comunidad científica y los líderes mundiales están tratando de establecer unas reglas éticas para la robótica y la IA. Queramos o no, es algo que está ahí y llegará pronto.

      Como dijo Isaac Asimov: «El cambio, el cambio continuo e inevitable, es el factor dominante de la sociedad actual. Ya no se puede tomar una decisión sensata sin antes tener en cuenta no solo el mundo tal como es hoy, sino tal como será en el futuro».

      Saludos 😉

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  3. XAVI G dice:

    Es un debate muy interesante. Al final, ¿quién programa al robot? 😉

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    1. Pues sí, hemos creado máquinas para que nos ayuden a pensar, pero parece que serán ellas las que acaben pensando por nosotros.

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  4. Miguel Alcalá dice:

    No gracias, el robot siempre dependerá de una programación. ¿quien ha sido el programador? con que criterios.

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    1. Totalmente de acuerdo. Por eso, es necesario que se establezcan unas «reglas éticas» generales para todos los robots. ¡Esperemos que así sea por el bien de la humanidad!

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