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La inteligencia artificial ha sobrepasado los límites. Expertos han alertado de la proliferación de vídeos generados por IA que recrean a personajes fallecidos en circunstancias trágicas, con el objetivo de preservar su memoria y sensibilizar a la sociedad sobre un problema concreto (violencia de género, guerras, etc.).
El vídeo es capaz de imitar la apariencia y voz de la víctima, mediante un software de inteligencia artificial manipulado para que parezca real.
Esta tecnología plantea algunas preguntas éticas fundamentales: ¿es ético recrear digitalmente a alguien que ya no está con nosotros? ¿Qué derechos tienen las personas fallecidas sobre su imagen y voz?
Además de la ética, también se deben considerar las implicaciones jurídicas: ¿quién tiene derecho a utilizar estos vídeos generados por IA? ¿Es necesario el consentimiento previo de los fallecidos o sus familiares?
Tampoco se pueden ignorar los derechos de privacidad y la protección de la identidad. Los fallecidos ya no pueden consentir el uso de su imagen y voz, por lo que recrearlos digitalmente sin su permiso podría ser una violación de su dignidad.
Sin duda, nos encontramos ante un dilema moral y jurídico complejo. Por eso, es fundamental que se establezcan marcos legales y éticos claros para regular el uso de esta tecnología y asegurarse de que se respeten los derechos y la voluntad de las personas fallecidas, al tiempo que encontramos formas respetuosas de recordar y honrar su memoria.