Las polémicas declaraciones de un joven candidato sobre la jubilación de los políticos “no nacidos en democracia”, ha revolucionado la campaña electoral. Los eternos gobernantes que han ocupado, ocupan y ocuparán cargos vitalicios parecen no tener cabida en una sociedad que demanda el castigo a los corruptos y un cambio generacional. En este nuevo escenario de desgana y hartazgo, aparecen en el escenario político jóvenes candidatos como Pablo Iglesias (36), Albert Rivera (35) y Pedro Sánchez (43).
En otros países democráticos parece observarse la tendencia actual a valorar la juventud, pero también la experiencia. En Italia y Grecia, Matteo Renzi (40) y Alexis Tsipras (40) son los mandatarios más jóvenes de sus respectivos países. Francia, Portugal y Reino Unido se inclinan por líderes más preparados como Manuel Valls (52), Pedro Passos (50) y el reelegido por segunda vez David Cameron (48). El actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama (53), podría ceder su mandato a una mujer experta: Hillary Clinton (67). En Alemania, Angela Merkel (60) se ha convertido en la mujer más poderosa del mundo. Y El ruso Vladimir Putin (62) es el presidente más longevo del país.
En España, la juventud y la novedad se abren camino en una sociedad que empieza a valorar a los candidatos sin un pasado vergonzante. Aunque es cierto que los jóvenes son el pilar de la recuperación económica y el recambio de la clase política, la experiencia juega un papel fundamental en el gobierno de un país. Es necesario que los líderes preparados y cualificados que han tenido cargos políticos pasen el testigo a los políticos más jóvenes. Es hora de que las viejas y nuevas generaciones, nacidas antes o después del 78, se pongan manos a la obra y trabajen juntos para solucionar las deficiencias del sistema y fortalecer nuestra democracia.
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Yo soy «de los de después». Aunque algo más joven que Albert, pero poco. Vota después!
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El problema es que para votar seguimos creyendo que la experiencia es imprescindible como los antiguos griegos y sus senadores. Y es cierto que la experiencia es un rango, pero ha de ir acompañada de aire fresco, sino en vez de clásico se vuelve caduco.
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